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lunes, 10 de noviembre de 2008

Hablando con el Padre.....

Muchos dirían hablando con Dios, así le llaman, yo prefiero llamarle Mi Padre celestial, y si no me equivoco en el 99,9 % en la Biblia, una y otra vez Jesús, repite El Padre. No mi Padre, sino El Padre.
Cuando le miro desde ese vinculo, puedo entender que nada de malo ocurre en mi vida porque el así lo haya querido o permitido.
¿Que Padre o Madre desean tragedias para quienes más aman en la vida? Igual con las cosas buenas, también considero que no están destinadas por él.
Tengo la certeza personal que en ese instante en el cual fui creada, y colmada de su divinidad, me hizo libre en mí caminar.
La vida, la cual siento como el largo camino que debo recorrer, me dio la libertad de vivirla de la manera que yo deseo, solo me dio la llave de ser plenamente feliz.
Un camino envuelto, en la creación más bella, llamada Naturaleza, dónde sólo el hombre tiene la potestad de preservarla o destruirla.
Así en mi caminar voy tropezándome con personas que me van dando lo mejor o lo peor de ellas mismas, y en ese constante intercambio de experiencias, voy atesorando mi gran aprendizaje de vida. Llegaran personas que me hayan enseñado a crecer otras me harán sentir mal, o bien. Unas podrán herirme, lastimarme, o me harán sonreír. Por ello y ante cada situación dependiendo del como enfrento las mismas, se va tejiendo mis mundologías.
Voy cosechando lo que voy sembrando por el camino, y eso solo depende de mí, de mis aciertos, torpezas, constancia, obtendrá mis éxitos o fracaso, y en los triunfos me sentiré realizada de haber logrado mis metas, mis objetivos.
De mis tropiezos aprenderé, si observo con mesura, a meditar, pensar que paso, los porque, los motivos por los cuales ocurrió lo contrario a lo planeado, ellos serás indiscutiblemente mis lecciones de vida.
Un niño de la calle, no esta en ella porque El Padre celestial lo quiso. Ese niño nació de unos Padres que deberían velar por el, y que permitieron que ese niño duerma envuelto en periódico por las calles.
Somos los responsables únicos de nuestros males, y solemos cómodamente culpar a Dios de ellos.
Dios me dio la capacidad para ser El mejor, las herramientas para ser El mejor, sólo depende de mí dar lo mejor de mi en cada cosa que hago para ser realmente El mejor en lo que hago.
Cuando me siento reposada al final del día le digo a mi Padre Celestial, que agradezco el hermoso día que viví, por cada persona que junto a mi compartió aunque sea una sonrisa, una palabra, un afecto.
Hablo con él no con una oración aprendida de memoria, repetida generación tras generación, pero si con las palabras que suelo usar, con frases tan comunes como mi lenguaje abraca. Si suelo pedirle consejos, cuando le digo que sueños pretendo realizar y que me ayude a vislumbrar en mi interior si es lo mejor para mí y si el como lo voy hacer es la mejor opción. Y como mi padre terrenal me diría el de igual manera, si eso te realiza como persona, no dudes en hacerlo, si eso no lastima a nadie hazlo. Si es tu única salida no tengas miedo entonces, pero siempre será tu decisión la que cuente.
Y al hacerlo debemos estar conscientes que somos parte de un cadena que al alterar su orden natural influenciaremos el devenir de los acontecimientos…..